Fuente: El Progreso
Los expertos reivindican su recuperación como un posible recurso turístico y subrayan que la «convivencia» con el ser humano es «histórica»
El oso regresa a las sierras de Os Ancares y O Courel y lo hace «para quedarse». Su presencia en estas zonas gallegas es cada día mayor para alegría de los expertos que intentan favorecer su expansión, pero que también son conscientes de que hay que trabajar para intentar «minimizar los conflictos» con el ser humano, centrados en los daños a la actividad apícola por los ataques a las colmenas.
«La idea es ayudar a la expansión totalmente natural del oso; nadie los está reintroduciendo ni mucho menos, pero sí se busca favorecer la presencia en territorios en los que los osos estuvieron siempre hasta que la población entró en declive en la segunda mitad del siglo XX», ha relatado, en declaraciones a Europa Press, Fernando Ballesteros, de la Fundación Oso Pardo.
Este biólogo es, precisamente, el coordinador del proyecto Life que trabaja para favorecer el asentamiento de la especie en Os Ancares y, sobre todo, en O Courel. Y es que, hace unos meses, la Unión Europea (UE) concedió otros dos nuevos Life a la entidad para potenciar la conservación del oso.
La «buena evolución» del oso pardo en el núcleo occidental cantábrico está permitiendo su expansión hacia el oeste por las sierras lucenses de Ancares y O Courel, territorios incluidos en la Red Natura 2000 por sus valores naturales.
Favorecer el asentamiento, preparar el territorio y superar los «conflictos» que se puedan dar es el objetivo Life, que la Fundación desarrollará con el apoyo de la Xunta y de la Asociación Galega de Custodia del Territorio. Y es que, si en Os Ancares hace años que hay «presencia consolidada» de osos, en O Courel también «cada día es más frecuente» la observación de ejemplares.
Tanto es así que las acciones de Life se desarrollarán en los municipios de Folgoso do Courel, Quiroga, Samos, Triacastela, As Nogais y Pedrafita do Cebreiro. También se desarrollarán actuaciones en el sector norte del espacio, en la Serra de Ancares, en los ayuntamientos de Becerreá, Cervantes y Navia de Suarna.
El presupuesto total de este proyecto supera los 1,6 millones de euros, de los que la Unión Europea contribuye con 1,2 millones, el 75 por ciento del total.
CADA VEZ MÁS FRECUENTES EN O COUREL. Aunque hablar de números en Galicia es difícil —la Fundación calcula que en la Cordillera Cantábrica hay una población por encima de 250 ejemplares y que en Pirineos hay otros 40—, es «indudable que está».
«En Os Ancares hace ya unos cuantos años que hay una presencia consolidada de osos; todavía hace unos días hemos registrado algún dato de presencia, incluso ahora que la mayoría de osos está hibernando», ha detallado Fernando Ballesteros. Incluso llegó a haber, ha explicado, alguna osa con crías que se extendió de las zonas limítrofes de León y Asturias.
Pero en O Courel también son «cada día más frecuentes» datos de ejemplares «dispersantes», es decir, jóvenes machos que, cuando se independizan, buscan nuevos territorios y llegan a una zona con «una calidad de hábitat extraordinaria, mucho alimento —los sotos de castañas, por ejemplo— y recursos». Por ello, el experto prevé que la presencia «cada vez será mayor» y se consolidará «haciéndose estable».
En el futuro augura que habrá osas con crías. El desplazamiento de estas hembras tarda más porque se mueven menos y se quedan cerca de las zonas donde nacieron. «Pero los ejemplares jóvenes van colonizando nuevas zonas y abriendo el camino a las osas, lo que hará que la presencia sea estable», ha remarcado.
CONVIVENCIA CON EL SER HUMANO. De lo que no duda es de que la presencia de los osos será cada vez «más habitual» porque están regresando a un hábitat en el que estaban y convivían con el ser humano. Fernando Ballesteros subraya que apenas hay ataques a las personas documentados y los «conflictos» se suelen concentrar en los daños a actividades tradicionales tales como la apicultura.
Los expertos son conscientes de ello y remarcan que en la zona de Os Ancares y O Courel «ha habido una convivencia histórica del oso y del ser humano» e inciden en que, en general, la recepción a los programas para favorecer su expansión «es muy buena».
Pero aunque casos de agresión o envenenamiento son prácticamente inexistentes, sí puede existir «inquietud» y que «hay gente que puede preocuparse» aunque «la presencia del oso es muy compatible con la mayor parte de las actividades tradicionales».
Y no solo eso, Ballesteros reivindica su recuperación como «una oportunidad», «un símbolo de calidad» de un territorio e incluso un recurso para «el turismo bien entendido».
RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS. Por ello, los expertos entienden que hay que «minimizar los conflictos» con los vecinos de las localidades en lo que respecta a las actividades económicas.
De hecho, el programa Life contempla dar protección a todas las colmenas, además de rehabilitar y poner en uso varias alvarizas tradicionales. Además, se preparará y dotará un equipo de intervención para la resolución de conflictos con osos —los guardas forestales autonómicos ya tienen un papel clave, por ejemplo, a la hora de constatar los daños o rescatar, si hubiera, un osezno herido—.
El experto de la Fundación Oso Pardo explica que la mejor medida para evitar conflictos es la prevención y subraya que, en el caso de los colmenares, es «relativamente eficaz» el uso de cercados eléctricos.
Por eso, la principal línea de trabajo es intentar diseminar entre el colectivo de apicultores pastores eléctricos. «El proyecto va a ceder pastores eléctricos a los apicultores», ha ejemplificado Ballesteros, quien ha explicado que también se explicará la mejor forma de colocarlos con el fin de elevar al máximo la protección.
Confía en que así se puedan evitar hasta «el 95 por ciento de daños». «Y cuando se produzca alguno, eso ya sucede ahora, la Xunta los paga», ha defendido, antes de subrayar que es necesario concienciar para que quien no tenga registrados sus colmenares lo haga y así poder ser compensado si hubiese algún daño.