Con 45 zonas declaradas adelanta a Rusia aunque se mantiene dos por debajo de Estados Unidos
España se ha convertido hoy en el segundo país del mundo con más reservas de la biosfera, tras la inclusión de tres nuevas zonas, decididas en el seno de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). Se trata de La Granja y El Espinar, en la Sierra de Guadarrama, (Segovia), las Mariñas Coruñesas e Terras do Mandeo, en Galicia, y las Tierras del Ebro, en Cataluña, que ya integran la lista mundial por decisión del Consejo Internacional de Coordinación del Programa sobre el Hombre y la Biosfera (MAB). Con estas tres nuevas zonas España adelanta a Rusia en la clasificación mundial, al tener un total de 45 zonas declaradas como reserva de la biosfera, sólo por detrás de Estados Unidos, que mantiene dos más. La directora general adjunta del Organismo Autónoma de Parques Nacionales, Montserrat Fernández Sanmiguel, que acudió al acto en París donde se aprobaron las nuevas reservas de la biosfera, manifestó a su satisfacción y destacó la «emoción» con la que se siguió el acto y que «se incorporan 65 nuevos municipios» con esta declaración. Las reservas españolas de la biosfera incluyen lugares tan destacados como Ordesa-Viñamala, las islas de Lanzarote, Menorca y El Hierro, las sierras de Cazorla y Segura, el parque de Monfragüe, los Picos de Europa, Sierra Nevada y la Cuenca Alta del Manzanares, sin olvidar a Doñana y Urdaibai. Las reservas de la biosfera son lugares en los que, en concertación con las poblaciones locales, se experimentan prácticas innovadoras para conciliar la actividad humana y la conservación del medio ambiente, según la Unesco. Las actividades desarrolladas en esas áreas se concentran en ecosistemas particulares: montañas, bosque tropical, sistemas urbanos, tierras húmedas, islas o zonas costeras y marinas. Lanzado a principios de los años 70, el programa sobre el Hombre y la Biosfera favorece la investigación interdisciplinaria, alienta el refuerzo de capacidades y tiene como principales objetivos reducir la pérdida de la biodiversidad y tratar sus aspectos ecológicos, sociales y económicos, según la Unesco.